La ejecución de este proyecto ha sido un viaje significativo
que va más allá de la mera creación artística. La tarea de reemplazar una obra
existente y, al mismo tiempo, reconectar con la identidad de la comunidad, ha
sido un desafío emocionante.
La reflexión más destacada es la importancia de equilibrar
la estética artística con la función social y el contexto específico del
entorno. La obra no solo busca ser un elemento visualmente atractivo, sino
también un espacio que promueva la interacción y el disfrute de quienes visitan
el balneario. La elección del hormigón blanco con arena de la playa como
material no solo responde a consideraciones estéticas, sino que también
establece un vínculo palpable con el entorno, respetando la esencia del lugar.
Asimismo, la atención cuidadosa a las necesidades y
expectativas de la comunidad ha sido clave. La propuesta no solo busca mejorar
la apariencia del espacio público, sino también contribuir a la identidad
colectiva y a la experiencia de quienes frecuentan el balneario. El proyecto no
solo es una obra de arte, sino un medio para revitalizar el sentido de
pertenencia y orgullo de la comunidad.
En conclusión, este proyecto no solo es la creación de una
escultura, sino la redefinición de un espacio público y el fortalecimiento de
la relación entre el arte y la comunidad. Es un recordatorio de la influencia
positiva que puede tener la integración cuidadosa de la estética, la función y
la identidad en la creación de obras de arte públicas significativas.
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